Por qué los actos compulsivos no son la solución a la ansiedad

acto-compulsivo

Muchas veces los actos compulsivos están asociados a los pensamientos intrusivos y sobre todo a esta proyección de la necesidad de control, la necesidad de liberarse de esas dudas. Por ejemplo, muchas personas con TOC tienen que hacer los actos compulsivos de una forma muy concreta, muy específica, para que ellos los consideren correctos.

Para que tengan la tranquilidad de que el hecho de haber realizado esos actos compulsivos de esa determinada forma, despeja totalmente las dudas o los miedos que tienen de que les pudiera suceder algo malo a ellos o a sus familiares en un futuro.

 

El problema es que en la gran mayoría de las situaciones de la vida diaria no existe esa certeza perfecta que muchas personas con TOC tratan de buscar. La mayoría de las personas lo que hacen es aprender a convivir con la duda, con la incertidumbre, pero las personas con TOC tienen una tolerancia muy baja a la incertidumbre, necesitan tener certeza acerca de sus dudas, acerca de los miedos o las situaciones hipotéticas que pudieran depararle el futuro.

 

No siempre el intelecto tiene todas las respuestas

Por lo tanto, debemos aceptar que no podemos predecir el futuro y no podemos controlar todas las circunstancias que rodean nuestras vidas. Vivir implica incertidumbre, y muchas veces, la búsqueda de la certeza absoluta, estará condena al fracaso y a la desesperanza, y por lo tanto, este no puede ser el camino para la curación del TOC, sino que es un camino encadenado a perpetuar la situación del TOC.

 

Ya sabemos que los actos compulsivos no funcionan. Es cierto, los actos compulsivos pueden generar un cierto alivio momentáneo una vez que la persona los ha hecho, pero no evitarán que esa angustia, que esa ansiedad, que esos pensamientos intrusivos vuelvan a aparecer en un futuro y que la persona no consiga resolver esa situación conflictiva que se está produciendo en su mente.

 

Por lo tanto, hacer actos compulsivos o enfocarse en tratar de pensar más y más y más en encontrar una solución mental que despeje totalmente las dudas es algo que no es realista. Es algo que no funciona, son tácticas que resultan totalmente inútiles y que lo único que logran es perpetuar el problema.

 

Soy consciente que esta respuesta puede ser dura, puede ser algo que frustre a muchas personas, porque obliga a aceptar que todo el esfuerzo que las personas con TOC han hecho a lo largo de toda su vida para superar el TOC no ha funcionado, y no ha funcionado sencillamente porque se trata de una estrategia errónea.

Sé que eso es muy frustrante, pero hay que aceptarlo, todas las personas que hemos sufrido de TOC hemos pasado por eso, todos hemos sido esclavos de nuestra propia mente, de nuestros actos compulsivos, de nuestra ansiedad, de nuestra frustración.

 

Aceptar la inutilidad de los actos compulsivos

Hay que aceptarlo y simplemente enfocarse en superar el TOC, pasar la página de lo que no ha funcionado y enfocarse en cómo avanzar hacia un futuro sin TOC. Debes aceptar que esas compulsiones que tu pensabas que iban a lograr hacer desaparecer los pensamientos intrusivos, o al menos que iban a lograr hacer desaparecer la ansiedad, han terminado por apoderarse de tu vida y te han convertido, en cierto modo, en un adicto a esos actos compulsivos. Dependes de ellos para poder calmar o evitar la ansiedad.

 

Hay que entender que el hacer actos compulsivos es una tendencia natural e instintiva de la persona, la persona trata de encontrar formas de reducir la ansiedad y la forma más rápida de reducir esa ansiedad son los actos compulsivos. Y lo cierto es que funcionan para ese objetivo.

El problema es que los actos compulsivos no son la solución, son simplemente algo que termina convirtiéndose en parte del problema. Y digo que son parte del problema porque muchos actos compulsivos interfieren negativamente en la calidad de vida de la persona. Les consumen mucho esfuerzo, tiempo, y les quita libertad.

 

Es como cuando una persona que está enganchada a una droga lucha constantemente por conseguir una dosis simplemente para que la sensación de dependencia desaparezca, en cuanto se vuelve a drogar esa sensación desaparece. Pero el hecho de consumir drogas para hacer desaparecer el “mono” de la adicción lo único que logra es perpetuar el problema y enganchar más a la persona en ese bucle adictivo del que es muy difícil salir.

Lo que sucede con los actos compulsivos, es que aportan un alivio momentáneo a la ansiedad pero poco a poco se van convirtiendo en un problema en sí mismo, puesto que hace a la persona dependiente de tener que realizar esos actos compulsivos cada vez que se encuentran frente a determinados estímulos físicos o mentales asociados a la aparición de ansiedad.

 

Hay que tratar los pensamientos intrusivos, no los actos compulsivos

Pero intentar eliminar los actos compulsivos sin intentar eliminar primero los pensamientos intrusivos que los motivan, no siempre es una buena estrategia. ¿Puede funcionar? Sí. De hecho eso es lo que se hace con la TEPR, se lleva al paciente a sentir elevados niveles de ansiedad sin que recurra a hacer los actos compulsivos que hace siempre. Si una persona es disciplinada en la realización de la terapia, y es capaz de no abandonarla antes de llegar al punto de habituación, es muy eficaz.

El punto de habituación es cuando la persona, a base de exponerse a su ansiedad durante semanas o durante meses sin hacer los actos compulsivos, consigue que su ansiedad se haya reducido tanto que llega a un punto en que desaparece. Ese es el punto en que los pensamientos o imágenes intrusivas dejan de generar ansiedad, y a partir de ahí, van a ir desapareciendo poco a poco.

 

Pero como digo, mi opinión es que hay que ocuparse de los pensamientos intrusivos antes de ocuparse de los actos compulsivos. Los pensamientos intrusivos no van a desaparecer porque tú luches contra ellos o porque tú los reprimas, sólo van a desaparecer cuando ese conflicto, esa relación problemática que hay entre tú y tus propios pensamientos se solucione.

Leave a Reply