Este no es un artículo sobre el TOC propiamente dicho, sino sobre la ansiedad, los pensamientos negativos, y sus causas más profundas. Aunque ansiedad y TOC van estrechamente relacionados, (el TOC produce ansiedad), no siempre la ansiedad está producida por el TOC, sino simplemente por la presencia de pensamientos negativos, que a su vez aparecen por un sistema de creencias que favorece su aparición.
En este artículo quiero profundizar en ese sistema de creencias, gran parte del cual está en tu mente inconsciente, dado que la mayoría de tus creencias se formaron el los primeros siete años de vida, y aunque tú no las recuerdas, estas creencias están en tu interior y determinan el tipo de pensamientos que tienes cada día.
Es decir, los pensamientos que tiene una persona, serán de un tipo u otro en función del sistema de creencias de esa persona, que en su mayor parte se forma a partir de la educación familiar, social, escolar; y a partir de todas las experiencias que ha vivido una persona prácticamente desde que nace.
Todo el conjunto de aprendizajes tanto personales como familiares y sociales determinará lo propensa que es una persona a percibir miedos y amenazas, a tener pensamientos negativos, y con ello a padecer ansiedad. Todos conocemos a personas que permanecen impasibles ante problemas muy gordos, o que son felices y optimistas incluso en situaciones realmente adversas: y a personas que como se dice coloquialmente “se ahogan en un vaso de agua” (generan mucha preocupación y ansiedad por un problema minúsculo).
A la hora de determinar en qué punto entre estos dos extremos se encuentra una persona (si es muy propensa a generar pensamientos negativos y catastrofistas; o no es nada propensa), entra en juego el sistema de creencias de una persona, que es como su nombre indica, es el conjunto de creencias, de información, que esa persona tiene acerca de todo: de sí misma, de los demás, de la sociedad, del mundo, de lo que cree que es posible y lo que es imposible, y de las cosas que pueden ocurrir en el futuro.
En la conformación de dicho sistema de creencias, -y por tanto del tipo de pensamientos que tiene cada persona- entran factores muy complejos y variados, como por ejemplo:
1) La sobreprotección por los padres.
Hijos muy sobreprotegidos crecerán con más probabilidades de desarrollar pensamientos negativos, ansiedad e inseguridades. Por decirlo de algún modo, la sobreprotección ha hecho que crezcan como en un cascarón, que su capacidad de adaptación a las adversidades y su resiliencia sea más baja. Resiliencia es el término que se usa para referirse a la capacidad que tiene una persona de soportar y superar situaciones estresantes, angustiantes o dolorosas. Por lo general las personas sobreprotegias tienen poca resiliencia y por tanto son más propensas a generar ansiedad.
2) La percepción respecto al amor incondicional en la infancia.
Si un niño no se siente aceptado y querido tal como es, puede sacar falsas conclusiones que tendrán consecuencias a nivel de su personalidad, su autoestima, y a nivel de la espontaneidad con la que se comporta. Debo aclarar que no es necesario haber vivido en una familia desestructurada para que un niño perciba falta de amor incondicional o falta de aprobación hacia él tal cual es, por parte de sus padres. Frecuentemente los padres (por supuesto sin darse cuenta) hacen que los niños crean que para recibir el amor de sus padres necesitan ser de un modo determinado.
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