Muchas veces parece como si la ciencia y la religión fuesen dos cosas opuestas e irreconciliables. Vivimos en un paradigma que sobrevalora aquello que está oficialmente reconocido por la ciencia; y que infravalora todo aquello que no se puede demostrar científicamente, y que requiere cierto grado de fe. Existen muchas cosas que trascienden la capacidad de la ciencia para demostrar algo desde el punto de vista científico, y una de ellas el significado de la muerte misma más allá de lo estrictamente biológico.
Es en esta esfera en la que surge la fe religiosa, que es la plena convicción en algo que va más allá de lo que es posible demostrar desde el punto de vista del análisis racional o del método científico. Pero este no es un artículo centrado en la religión, sino un artículo sobre psicología, concretamente sobre los efectos psicológicos de la fe y sus implicaciones en personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo.
A veces la sociedad en general, parece tener dificultades para aceptar que existen muchas cosas que están mucho más allá de la capacidad que tiene la ciencia para poder demostrar aquello que no podemos ver ni tocar. Por eso es que la gente tiene cada vez menos capacidad para tener fe en cualquier cosa que no podemos ver, se le ha dado a la ciencia y a lo racional un poder que hace que como sociedad, estemos perdiendo la capacidad de tener fe en aquello que no podemos saber con certeza científica.
Beneficios de la fe
A lo largo de varios años, he podido comprobar cómo aquellas personas que creen en Dios, suelen ser también las que son capaces de no desanimarse y de no perder las esperanzas en la curación y en que todo va a salir bien. Es como si tuviesen más interiorizado que la fe es una virtud en lugar de un defecto, y que tiene un inmenso poder para mantener un estado mental positivo.
Por ejemplo, las personas creyentes, no tienen tantas dificultades como las no creyentes para mantenerse en un estado de esperanza, aceptación y paz mental. Y muchas veces, ese tipo de cosas puede llegar a jugar un rol decisivo a la hora de determinar si alguien se mantiene a flote emocionalmente hablando, o se hunde en la desesperanza y la depresión.
Pero como todos sabemos, esto no se aplica únicamente al Trastorno Obsesivo Compulsivo, sino especialmente al modo en que una persona percibe su propia muerte y la de sus seres queridos. Normalmente, las personas creyentes mueren en un estado de paz mental y aceptación mucho mayor que las no creyentes. Eso no significa que no haya tristeza y dolor emocional, por supuesto que lo hay, pero el modo en que uno percibe el final de su propia vida es totalmente distinto. El significado de la muerte es totalmente distinto, hay una aceptación de la muerte mucho más natural y sana desde el punto de vista emocional.
Por el contrario, las personas no creyentes suelen morir con una angustia y resentimiento mucho mayores, puesto que es muy duro asumir que uno se enfrenta al final de todo, que la muerte es el final en lugar de una transición. Existen muchas cosas a las cuales podemos aplicar la palabra fe (por ejemplo tener fe en Dios, tener fe en uno mismo, o tener fe en que uno va a superar un un problema o dificultad, en que todo va a salir bien). Pero normalmente las personas que tienen fe en un sentido religioso, también suelen tener fe en todo lo demás (por ejemplo en que van a superar una determinada dificultad que aparece en su vida). Es como si tuviesen una mayor capacidad para mantenerse optimistas ante la adversidad.
Es como si tuviesen una mayor capacidad psicológica para poder creer en aquello que desde el punto de vista estrictamente racional les es incierto. Y esto es algo que he podido comprobar en los cientos de mensajes que me envían por correo cada año. La mayoría de personas que en su mensaje me escriben que con su esfuerzo junto con la ayuda de Dios conseguirán curarse, dejan entrever un optimismo que hace de contrapeso a la negatividad que es inherente al hecho de tener Trastorno Obsesivo Compulsivo.
La fe como recurso psicológico
La fe es algo que por sí mismo implica un importante recurso psicológico, algo que puede conferir a una persona esperanza, aceptación, paz mental, y que puede mantenerla a salvo de profundos estados de depresión y vacío emocional. Esto es algo que tiene muy importantes repercusiones en el modo en que alguien percibe su propio TOC, y sobre todo, sus esperanzas de curación.
De hecho, ese estado de esperanza, por sí mismo es algo que puede contribuir incluso a que un determinado tratamiento tenga más probabilidades de conseguir la curación. En este sentido, todos sabemos que la tristeza, la depresión, la rabia y la no aceptación son una fuente de emociones negativas y ansiedad, y que esta ejerce un efecto negativo en lo que se refiere al proceso de curación.
Por todo esto creo que la fe es una característica injustamente infavalorada, no únicamente la fe religiosa, sino cualquier forma que pueda adoptar el hecho de creer en algo que desde el punto de vista estrictamente analítico y racional es incierto. Incluso creo que es algo que requiere un mayor estudio y atención desde el campo de la psicología, puesto que como he dicho, en el momento de la muerte, el hecho de creer en Dios puede conseguir aquello que en muchos casos ni siquiera años de terapia podrían conseguir.
Me refiero a la aceptación, la paz mental, la vivencia consciente de la experiencia de la muerte y de su significado. Una persona puede haber leído cientos de libros de auto-ayuda, y haber hecho cientos de terapias con un psicólogo, pero incluso con las herramientas psicológicas que puede haber aprendido, en la mayoría de casos eso no le resulta de ayuda para conseguir morir en paz mental y aceptación; cosa que sí puede conseguir el hecho de tener fe en la existencia de Dios.
Por eso digo que la fe es un recurso psicológico, algo que tiene unos beneficios psicológicos y emocionales, que a muchas personas con TOC les son de gran ayuda. Esto nos lleva a una profunda reflexión que deberíamos hacernos como sociedad, y es el cuestionamiento de si la pérdida de la fe en la existencia de Dios; es algo que a la sociedad le aporta cosas positivas o negativas. Yo he comprobado una y otra vez que sin duda esa falta de fe nos aporta cosas negativas, como he expuesto en este artículo. Y lo digo a partir de mi experiencia tras recibir cientos de mensajes cada año a través del correo electrónico de personas que están luchando por superar el Trastorno Obsesivo. A partir de ahí, todos como sociedad deberíamos replantearnos hacia donde estamos caminando, en un tiempo tan convulso como el actual, en que ante la incertidumbre del momento histórico que nos ha tocado vivir, la fe es más necesaria que nunca.